MI CUENTO DEL DÍA

EL VALOR DE HACER LAS COSAS MAL

 

María había aprendido tanto en su familia como en el colegio el valor de hacer las cosas bien. Había aprendido que si hacía las cosas bien le premiaban. Sin embargo, cuando algo lo hacía mal, las cosas eran diferentes: habían reproches como el “ya te lo dije.”, “tendrías que haberlo hecho así” y “tienes que pensar las cosas”.

María fue a la universidad, donde su aprendizaje sobre lo importante de  hacer las cosas bien estaba presente con sus profesores y sus compañeros. Al acabar la universidad, empezó a buscar trabajo, pero antes quería hacer un “buen” currículum y aprender cómo hacer una “buena” entrevista de trabajo. Las cosas no fueron como ella esperaba. Mientras María trataba de hacer las cosas bien esperando el momento idóneo, varios compañeros “haciendo las cosas mal” lograban el trabajo que querían.

Por primera vez María se paró a pensar qué estaba pasando y se preguntó: “¿por qué mi creencia de hacer las cosas bien ya no funciona como antes?”. María decidió dedicar una semana a observar si su creencia sobre el valor de hacer las cosas perfectas seguía siendo para ella válida. Se dio cuenta que realmente había decido creer en esa idea, sin ponerla en tela de juicio, pues venía de su familia y hasta ahora le había sido útil. María durante esa semana fue más consciente de las conversaciones y de las acciones de sus compañeros y de sus familiares. También echó la vista atrás sobre sí misma, y comprobó que al tratar de hacer las cosas bien había logrado de por sí cosas. Sin embargo fue la primera vez que abrió los ojos y vio que se había perdido muchas oportunidades. Fue ahí donde María aprendió el “valor de hacer las cosas mal”. Se dio cuenta de lo importante que es simplemente hacer, y de no pensar tanto para que las cosas puedan salir perfectas, lo cual la llevaba a buscar las circunstancias ideales, las que muy rara vez se producen.

Así fue como María descubrió que simplemente “hacer en ese momento” es lo mejor que puedes hacer. María aprendió a ver en cada acción un éxito con independencia del resultado. 

Lucía Jiménez Angós

 

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